Era
nuestro tercer día en Australia, el segundo que pasábamos en el corazón rojo de
este país tan grande, y aún teníamos las piernas fuertes como para enfrentar
una caminata por entre las rocas de Kata Tjuta, también conocida como The
Olgas, solo que yo prefiero el nombre aborigen, que me parece más sugerente y
auténtico.
Se
trata de una senda de unos siete kilómetros de largo, de los que cinco y medio
son en circuito. Se puede hacer entre tres y cuatro horas, pero nosotros la
recorrimos en tres y media, incluyendo frecuentes paradas para descansar, beber
y hacer fotos. No es pues, tan dura como la pintan, aunque sí que hay alguna
que otra subida.
La
primera está al comienzo, y nos lleva al primer mirador, llamado Karu, después
de caminar una media hora. A pesar de no ser demasiado tarde, la temperatura
era ya elevada, aunque no tanto como para que cerraran el recorrido. Conviene,
pues, madrugar, que luego el calor aprieta.
Recomiendan
beber al menos un litro de agua por hora, y yo, que, por no cargar con más peso
suelo beber a la vuelta, sí que me llevé un par de botellas. Cayeron rápido,
porque además del calor influye la sequedad del ambiente. Así pues, llevad agua
en abundancia, aunque basta con una botella grande (2 litros) puesto que hay
sitios para rellenarla. Insisto: aquí el calor no es para tomarlo a broma.
La
ruta es preciosa y se interna entre las cabezas de arenisca, ahora subiendo,
ahora bajando, pasando por zonas más cubiertas de árboles y sombra y por otras
más peladas, donde el sol nos castigaba. Incluso se atraviesan algunos cauces
de agua, que hoy bajan como un torrente y mañana pueden haber desaparecido.
Las
paredes lisas de la roca, expuestas al viento y al agua, tienen formas
redondeadas. En ocasiones la senda desaparece y hay que trepar por ellas.
Estábamos solos y apenas si encontramos una decena de personas en toda la
mañana.
El
otro mirador, llamado Karingana, está algo antes de la mitad del recorrido, y
marca el punto más alto del circuito. Un cartel avisa de que la bajada está llena
de rocas sueltas, pero a nosotros nos resultó fácil.
Quizás
la segunda parte del recorrido, que atraviesa una zona más abierta, se me hizo
algo pesada, pero cuando más temía a la subida final, resultó que los últimos
dos kilómetros me parecieron cortos. Una brisa nos refrescaba cuando más falta
hacía.
Como
digo, por el camino se pueden rellenar de agua las botellas, algo que me vino
muy bien, puesto que nunca había bebido tanta en tan poco tiempo. Aprovechamos
la sombra y los bancos que había junto a la fuente para descansar un poco, con
la excusa de fotografiar los pájaros que se posaban en un arbusto cercano.
El
último tramo lo hicimos en un suspiro, completando así la parte circular, y el
resto era ya terreno conocido. Llegamos a un aparcamiento prácticamente vacío
de coches, bien por ser temporada baja, bien porque la mayoría de la gente se
desplaza en los autobuses de los grupos organizados.
El
caso es que aún nos quedaba por ver el Walpa Gorge, pero esa excursión, que en
realidad es un sencillo paseo, os la cuento otro día
6 comentarios:
Son paisajes semiáridos y agrestes...Pero tienen un encanto para mí. Recuerda que yo soy del estado Falcón en Venezuela
A mi me gusta la naturaleza, pero las caminatas me las daba de joven, con 25 años aproximadamente, ahora siendo tres veces joven, prefiero ver lo que los grandes excursionistas nos vais enseñando, también por supuesto me gusta ver en la tele los grandes documentales de la 2, eso si hidratándome de vez en cuando con alguna cerveza fresquita, eso si sin pasarme.
·.
Te contaré que hecho una preciosa caminata, sin calor alguno, sin sed, sin tener que llevar peso... gracias a tus estupendas fotos y descripciones. De verdad que he disfrutado de tan sugerente orografía.
Un abrazo
Un abrazo Hugs
.·
LMA · & · CR
Yo contemplo estos paisajes tranquila en mi casa, ahora ya he dejado de viajar, tan solo hago a la ocasión salidas de un día o dos.
Aunque tengo muchas viajes para publicar.
Disfruto de lo cotidiano y del buen clima alicantino.
Aprovecha que tus piernas te acompañan en hacer estas escaladas,senderos e ir descubriendo nuevas ciudades o países.
Un abrazo.
Solamente observando las fotografías se intuye la sensación calorífera que, independientemente del terreno, convierte cualquier ruta en tortuosa.
Hermosas vistas, madera de maderas y bonito color, hermosa ave. Te admiro que en el calor te las arreglaste para ir a pesar de beber mucha agua. Ciertamente no podría hacerlo, hacía demasiado calor para mí. Saludos.
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