Llevábamos
unos días con el cielo cubierto de nubes, así que cuando vimos que la previsión
meteorológica para la tarde del sábado nos prometía algo de sol, nos lanzamos
camino de la estación en busca de un tren que nos acercara a Flüelen, donde los
árboles mostraban ya los colores del otoño.
A esta
hora del día, la mayor parte de este extremo del lago está ya en sombras, y el
aire era fresco, pero resistimos en cubierta porque no queríamos perdernos el
paisaje. Los árboles de la orilla y el color oscuro del agua eran un
espectáculo. De la pradera de Rütli, que vio nacer a lo que hoy es la
Confederación Helvética ya os hablé en otra ocasión.
De
hecho, parte de este recorrido ya os lo he mostrado, porque las excursiones alRigi suelen terminar con una navegación desde Vitznau hasta Lucerna, pero esta
era la primera vez que hacía el lago de punta a punta. El barco tarda algo
menos de tres horas, ya que va parando en algunos de los pueblos que hay junto
al agua, deteniéndose a veces en pequeños embarcaderos que, aislados, parecen
no llevar a ninguna parte. Muchas de las casas se encuentran diseminadas por
los montes y varios caminos recorren las colinas.
Al
llegar a Brunnen el sol nos acompaña ya hasta el ocaso sin que ningún monte se
interponga. Poco a poco, el barco se va llenando de pasajeros, al tiempo que
nos cruzamos con los que vienen desde Lucerna. El lago se abre y se presta a
las fotos panorámicas mientras la luz se torna más cálida.
Al arribar a Vitznau ya tenemos la luz dorada previa a la puesta de sol.
Hoy el monte Pilatus está libre de nubes y el sol se esconde tras él,
ofreciéndonos esta vista.
La luz
desaparece con rapidez, pero aún llegamos a Lucerna a tiempo de tirar algunas
fotos. El rango dinámico del teléfono no es tan bueno como el de la réflex y
apenas se distinguen los edificios, pero me gusta ese cambio de la luz cálida a
otra más fría.
Justo
al lado de la KKB han instalado algunas atracciones de feria, como esta noria
que se refleja en el estanque.
Es un
bonito punto final a nuestra excursión, ya que únicamente nos resta tomar otro
tren que nos lleve de vuelta a Zug.