Como hace ya dos años que dediqué otra entrada a este parque neoyorkino, he pensado que iba siendo hora de dar otra vuelta. En aquella ocasión tomé algunos datos de la Wikipedia y expliqué su proceso de creación, así que hoy nos limitaremos a ver algunas fotos.
Las primeras fueron tomadas una mañana de noviembre, con el otoño bien avanzado. Era un día claro y soleado.
Los colores de los árboles destacaban sobre un cielo azul limpio de nubes.
El parque es un remanso de paz en el que poder perderse. Uno se olvida de que está dentro de una gran metrópoli, pero los edificios son tan altos que aparecen cuando menos te lo esperas para recordártelo.
La poca gente con la que nos cruzamos pasea o hace jogging en silencio. Ya es por la tarde y el cielo se ha nublado.
Algunos árboles impresionan por su tamaño.
Poco a poco nos quedamos sin luz y las fotos piden un trípode que no llevo.