Nos
íbamos acercando a la presa de Asuán en nuestro crucero por el Nilo, y pronto
dejaríamos nuestro barco, pero aún pudimos desviarnos, en una embarcación a
motor más pequeña, hasta la isla Agilikia, a unos 11 kilómetros de Asuán, para
visitar un templo dedicado a Isis.
Un
corto paseo, nada más desembarcar, nos lleva hasta las ruinas principales, ya
que el templo no está solo, sino que forma parte de un conjunto más grande.
Antiguamente,
el templo Philae estaba situado en el Alto Egipto, junto a la primera catarata
del Nilo, formando parte de un complejo, pero como iba a quedar inundado
después de la construcción de la presa de Asuán, la UNESCO lo incluyó entre los
que serían desmontados, trasladados, y posteriormente reconstruidos en un nuevo
emplazamiento.
A
pesar de ser la Semana Santa del 2008, había menos gente de la que había
esperado. A veces llegábamos todos en tropel, pero los templos son tan grandes,
que los turistas nos dispersamos bastante, lo que te permite disfrutar bien de
todos los detalles.
En la
actualidad ha quedado completamente rodeado de agua, y hace falta, como digo,
una embarcación para acceder. Os recuerdo que España participó activamente en
esta operación de salvamento a contrarreloj, motivo por el cual tenemos ahora,
en agradecimiento, el templo de Debod, en Madrid.
De acuerdo
con la Wikipedia, Isis fue una de las diosas principales del panteón egipcio,
pero solo a partir de Nectanebo, un faraón de la dinastía XXX. El templo fue
ampliado por los lágidas, pero también gracias a algunos emperadores romanos
como Augusto, Tiberio, Trajano y Adriano.
Como
era mi primer viaje en grupo organizado, tuve que adaptarme a los horarios, así
que gocé de la ventaja de una buena visita guiada, pero no me fue posible ver
otros templos que había por la zona. Eso sí, el de Philae lo vimos bien, con
tiempo suficiente.
Con
edificios tan singulares como estos, no nos sorprende que Egipto y su cultura
estén siempre en los primeros lugares entre los viajes soñados.