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Esta
simpática ardilla vino a visitarnos durante el desayuno, pero en esta ocasión
la entrada versa sobre el paseo que dimos en mokoro por la tarde.
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Botsuana
es una isla dentro de África, en el sentido de que se trata de un país muy estable,
con muy poca población y con mejor nivel de vida que sus vecinos. Están
acostumbrados a recibir un turismo de calidad y sus gentes son muy amables.
Estos fueron nuestros guías durante el primer par de días del viaje.
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Éramos
tres parejas, y contábamos con un mokoro para cada una. El Delta del Okawango
comienza a inundarse con las lluvias, pero la profundidad es escasa, y los
nativos hace tiempo que inventaron este medio de transporte, que tiene, además,
la ventaja de ser silencioso.
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Por el
camino nos íbamos fijando, ya fuera en las flores de los nenúfares, en los
huevos de algún nido o en algunos anfibios como esta rana leopardo. También nos
cruzamos con alguna águila pescadora.
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La
corriente era muy ligera, y poco a poco, se acercaba el ocaso. Con un cielo tan
nublado no tuvimos oportunidad de ver un bonito atardecer; nos quedamos con las
ganas.
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Desembarcamos
para estirar un poco las piernas.
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E
iniciamos el regreso, esta vez en contra de la corriente. Los mokoros, las
canoas, siempre se habían hecho de madera, pero ahora, con la mayor afluencia
de turistas y las normas medioambientales, suelen ser de fibra de vidrio.
Si bien el paseo fue muy bonito, me
decepcionó la falta de animales. Creo que ya lo he comentado en alguna otra
entrada del Delta, pero lo repito porque creo que es importante.
Un safari no es como ir al zoológico;
los animales vagan a su antojo y por lo general no aparecen donde ni cuando uno
quiere. Soy consciente del papel de la suerte, pero también creo que noviembre
es demasiado tarde para ir a Botsuana.
Las lluvias habían empezado, y con
ellas los animales se desperdigan, complicando su avistamiento, si bien es más
fácil ver crías. Creo también que la elección del lodge tiene mucho que ver.
Reservamos el viaje muy tarde, y Moremi, que era donde quería haber ido, estaba
completo.
Todo lo anterior no quita para que
guarde un estupendo recuerdo de nuestro viaje a Botsuana.
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Al llegar
al lodge nos estaban esperando estos monos, una puesta de sol algo frustrada y
una buena cena.