Hanoi, jornada II. Llevamos todo el día trotando detrás del guía, de un
lado para otro por la bulliciosa capital de Vietnam. El sol cae ya hacia el
horizonte pero aún hay algo de luz para seguir viendo lugares como este Templo
de la Literatura, primera universidad del país.
Fue construido en 1070 por el emperadorLyThanhTong en honor a Confucio, y funcionó durante 700 años como una estricta universidad a
la que acudían los príncipes y nobles del país, aunque luego fuese abriendo
paulatinamente sus puertas a otros estudiantes.Se impartía literatura y poesía
además de los principios del confucionismo.
Uno de
le los cinco patios fue destruido en 1947 por los bombardeos franceses.
Nosotros vamos atravesando puertas y jardines hasta llegar a otro en el que
preparan una fiesta en honor de Bélgica.Me pregunto qué cervezas habrán elegido
y por qué no me han invitado (ya sabéis que viví dos años en Bruselas).
Un
poco más allá podemos observar 82 de las 116 estelas de piedra originales en
las que se inscribieron los nombres de los estudiantes. Estas estelas descansan
sobre tortugas, que representan la longevidad. Nos encontramos en la llamada
Constelación de la Literatura, una zona del complejo en la que hay una enorme
piscina.
Continuamos
la visita y vemos una estatua de Confucio y otras cuatro de sus discípulos
dentro de una pagoda. La decoración tiene mucho colorido y es muy vistosa. Como
mucha gente viene aquí a rezar, es frecuente encontrar todo tipo de ofrendas,
desde comida y bebida, hasta dinero (falso, por supuesto) porque los
antepasados siguen teniendo las mismas necesidades.
Junto a la pagoda encontramos esta campana del año 1768.
Los
edificios no son altos, y están rodeados por un muro de ladrillo. Pabellones,
templos y jardines son un remanso de paz dentro del fragor de la ciudad. Uno se
olvida del tráfico y de los vendedores ambulantes. Hay gente, pero la mayoría
son locales, y se comportan con respeto. Así da gusto.
Fuentes:
Vietnamitas en Madrid y
elaboración propia.