El viaje a Bretaña
fue accidentado desde el principio.
Luego terminaría
peor, aunque al visitar esta abadía aún no supiésemos lo que iba a pasar.
Aterrizamos un 14
de julio, y claro, las oficinas de alquiler de coches estaban cerradas, así que
tuvimos que tomar un tren, dormir en Morlaix y volver al aeropuerto al día
siguiente. Luego se quejan de que hay crisis, pero los franceses trabajan más
bien poco y desde luego les importa un rábano el turista. Saben que por mucho
que lo maltraten seguirán acudiendo Eso sí, a mí van a tardar en verme por
allí.
Así pues, empezamos
las vacaciones a media mañana del segundo día, visitando la Abadía de Daoulas.
De la abadía, que fue fundada en 1167 por monjes
agustinos, sólo queda en pie la iglesia y un claustro románico, pero la visita
merece la pena. No obstante, si hacemos caso a la leyenda, sus orígenes se
remontarían al 510.
Por detrás de la iglesia encontramos el claustro, clasificado
como monumento histórico y uno de los más bellos de Bretaña.
Y un poco más allá un jardín botánico con multitud de
especies, plantas medicinales en su mayoría, aunque también hay otras más
exóticas.
Se puede dar un agradable paseo entre la vegetación
sin salir del recinto de la abadía. Veremos entonces una fuente y un oratorio
del siglo XVI.
Reeditado:
Al terminar la
visita nos acercamos al pueblo en busca de una crepería para comer algo. La
verdad es que están muy bonitos con tantas flores. Tampoco se ve ni un papel en
la calle.
A pesar de las fechas veraniegas estuvimos solos la mayor parte del tiempo.
A pesar de las fechas veraniegas estuvimos solos la mayor parte del tiempo.
Al terminar la
visita nos acercamos al pueblo en busca de una crepería para comer algo. La
verdad es que están muy bonitos con tantas flores. Tampoco se ve ni un papel en
la calle.