Monte Albán es una zona arqueológica que se encuentra a diez kilómetros de una bonita ciudad llamada Oaxaca, en México. Sí, volvemos por este lado del Atlántico. Espero que no tengáis mucho jet-lag con tanta ida y vuelta…
Yo no pude verla bien, porque en esta parte del mundo los clientes deben adaptarse a los horarios y a las ganas de trabajar que tengan los guías turísticos. En realidad, el día entero fue un desastre. Me recogieron tarde, me llevaron a ver tiendas, me tuvieron sin comer y llegamos muy tarde a Monte Albán, apenas una hora antes de que cerraran. Así que no tengo muy buen recuerdo.
Me refiero a los guías de la ciudad de Oaxaca, porque el señor que nos enseñó la zona arqueológica sí fue un buen profesional. Al César lo que es del César.
Fundada por los zapotecas, la reutilizaron luego los mixtecos. La ciudad está construida en forma de varias plataformas escalonadas, contiene varios juegos de pelota y es conocida por unas losas de piedra conocidas como los danzantes.
Los originales están en un museo que ya había cerrado cuando llegué, así que hube de conformarme con las copias que hay al aire libre. Al principio se pensó que eran personas que estaban bailando – de ahí su nombre – pero un estudio más detallado descubrió que en realidad estaban siendo torturados, sometidos a extrañas operaciones médicas…
El paso del tiempo y los terremotos han afectado a los edificios. Las fotos dan la impresión de estar torcidas cuando en realidad están derechas. Hay ruinas por doquier, en mejor o en peor estado de conservación.
Apenas tuvimos tiempo de dar una vuelta rápida. Eso sí, no faltó la reglamentaria subida a una de las pirámides, desde la que se veía esto.