Mi primera visita a Irlanda fue en 2003 y en poco menos de dos semanas conseguí ver la mitad sur de la isla. Ya casi al final, nos acercamos al condado de Meath para ver algunas de los mejores monumentos megalíticos del país y de Europa.
Newgrange es un gigantesco cairn (palabra originaria del gaélico escocés que significa montón de piedras). Y cuando digo grande me refiero a 200.000 toneladas de piedras amontonadas hasta alcanzar los 76 metros de altura, cubiertas por tierra y por hierba. Ocupa unos 4.500 metros cuadrados.
Fue construido sobre el 3200 a.C. en la época neolítica y se estima que tardaron cinco años en erigirlo. Los constructores fueron granjeros y agricultores que aún no habían descubierto las técnicas del metal. Las piedras más grandes, que suman más de 500, fueron transportadas desde una zona costera que dista 20km.
No se sabe cuál era su función pero se le atribuye una función religiosa porque está alineado con el sol al amanecer en el solsticio de invierno.
Comenzó a ser estudiado en el siglo XVII y la fachada principal ha sido reconstruida con cuarzo, pero el resto se ha conservado muy bien. Tiene un pasadizo que se interna 19 metros en el montón hasta llegar a tres pequeñas cámaras dispuestas alrededor de otra centra que tiene una cúpula más alta fabricada con piedras, mientras que el techo de las más pequeñas sólo tiene una gran piedra plana. El dibujo es de Wikipedia.
Son varias las piedras que contienen representaciones abstractas de arte neolítico. Se desconoce lo que representan o cuál era su función, aunque se creen que eran meramente decorativas. Los diseños pueden encuadrarse dentro de diez categorías. Cinco de ellas se corresponden con líneas curvas, mientras que las otras cinco son de líneas rectas.
Una vez al año, en el solsticio de invierno y durante 19 minutos, el sol penetra en el interior por un agujero que hay sobre la entrada y baña el interior de la cámara. En la actualidad la luz entra unos cuatro minutos después del amanecer, pero hace 500 años debía entrar en el preciso momento en el que aparecía en el horizonte.
Los turistas que se aventuran hoy día en el interior pueden hacerse una idea del fenómeno gracias a una luz artificial que lo simula. Es un momento muy emocionante, el guía apaga todas las luces y uno piensa en todas las piedras que tiene sobre su cabeza. Entonces la luz artificial va entrando en la cámara.
Por razones de espacio, para disfrutar del espectáculo real hay que apuntarse a una lotería y rezar para que ese año el cielo no esté nublado.
Muy cerca hay varias tumbas de corredor importantes como Knowth y Dowth. Son montículos mucho más pequeños, pero que también tienen su interés. Nosotros también las vistamos.