Ha pasado algún tiempo desde mi anterior entrada dedicada a este
emblemático lugar, ya que aquella data de septiembre de 2010 (blog El corazón
del escorpión), una muestra más de cómo pasa el tiempo. Ya hace más de once
años de mi primera visita a México.
Os contaba entonces algunas generalidades; hoy nos centramos en los
principales monumentos y dejaremos algo para una tercera entrada (espero que no
haya que esperar otros siete años).
Las vistas desde la Pirámide del Sol son
espectaculares. No en vano, hemos ascendido unos cuantos escalones. Es el mayor
edificio de Teotihuacán y el segundo de toda Mesoamérica, tiene 71 metros de
alto y fue construida en dos fases en los primeros siglos de nuestra era. El
nombre se lo dieron los aztecas, desconociéndose el original. Aún hoy se siguen
descubriendo túneles bajo ella que quizás puedan aclararnos cuál era su
función.
Pero además de ver los monumentos desde fuera, merece la pena visitar los
diversos museos y palacios, para aprender algo más de esta fascinante cultura.
La obsidiana es un vidrio de origen volcánico traído
de los yacimientos ubicados en la Sierra de las Navajas, el Valle de
Tulancingo, en Hidalgo y de las inmediaciones de Otumba. En la fabricación de
objetos se utilizaron dos técnicas, una de percusión, que consiste en golpear
la pieza con un objeto de mayor dureza, de manera que se obtengan lascas, y
otra de presión sobre los bordes para darle el toque final. Podían servir de
herramientas o tener un propósito meramente decorativo.
También se utilizaron otros materiales, como la cuarcita, el pedernal o el
basalto. Muchos símbolos nos resultan aún desconocidos, sin que ello les reste
encanto.
Una
maqueta nos da una idea del complejo.
Regresamos
al exterior, en esta ocasión para subir a la pirámide de la Luna, que a pesar
de ser mucho más pequeña tiene unas dimensiones más que respetables. Se trata
de uno de los edificios más antiguos del grupo y tiene 45 metros de alto.
Parece que nos toca subir otra vez.
Un
descanso para admirar las vistas y seguimos subiendo. La mole de piedras es
colosal.
También
hay otras pirámides más pequeñas, flanqueando la calzada de los Muertos.
Es mucho lo que se ignora de esta ciudad, pero las diversas excavaciones
van arrojando algo de luz. Sabemos, por ejemplo, que la ciudad ya estaba en
ruinas cuando llegaron los mexicas, y que había tenido su máximo esplendor
entre los siglos III-VII d.C. Se estima que la ciudad, en la que vivían entre
cien y doscientos mil habitantes, ocupaba un área de 21 kilómetros cuadrados.
Volvemos a subir al coche para dirigirnos al otro
extremo de la zona arqueológica, donde encontramos la ciudadela y la pirámide
de la Serpiente Emplumada, descubierta en 1920.
Como os decía al principio, volveremos para echar un vistazo a un par de
palacios y museos. Así mismo, en Wikipedia podéis encontrar más información que
no he querido poner aquí para no duplicarla.