Después
de haber deambulado la tarde anterior por Hanoi a nuestro antojo, en esa
primera mañana hicimos una visita guiada por las principales atracciones de la
ciudad, la primera de las cuales era esta pagoda que hay junto al lago Tay.
Es el templo budista más antiguo de Hanoi y se encuentra en una pequeña isla
a la que se accede atravesando un puente. Fue construido en el siglo VI (545)
durante el reinado de Ly Nam De, en la orilla del Río Rojo, aunque se trasladó
a su emplazamiento actual en 1615. Su nombre significa Fundador Nacional.
Antes era frecuente encontrar tortugas en el lago, por
lo que ahora las venden a la entrada.
Tanto
en la cultura vietnamita como en la china, el color rojo simboliza la suerte y
la prosperidad. El templo tiene una decoración muy cargada, como es habitual,
habiendo además más ofrendas de las habituales al ser día 15 del mes. Por lo
visto, los días 1 y 15 de cada mes son los más señalados, así que no faltaba
comida, bebida ni dinero falso.
Los
monjes han residido aquí durante siglos, enseñando el budismo a quienes estaban
interesados. Había algunos fieles, pero la sensación era de paz, limpieza y
tranquilidad. Los altares se iban sucediendo unos junto a otros mientras ardía
el incienso.
En el
exterior, no podía faltar un árbol Bodhi, regalo del presidente indio en
1959 que representa a la higuera bajo la cual Siddhartha Gautama se sentó a
meditar, alcanzando la iluminación espiritual.
La
pagoda, que tiene unos 15 metros de altura, se compone de 11 pisos que
representan los diferentes estados budistas.
Abundan
los bonsáis junto a las tumbas con las cenizas de los monjes, cuya altura
determina la importancia que habían adquirido en vida. La flor de loto, símbolo
de pureza está también por todas partes.
A nosotros nos pilló el atardecer en otra parte de la ciudad, pero por lo
visto es bonito verlo desde aquí.
Fuentes: Wikipedia, Vietnamitas en Madrid y
elaboración propia.