Los que me
seguís desde hace tiempo sabéis que el de Botsuana y Zimbabue ha sido mi
segundo viaje de safari fotográfico, ya que en 2010 estuvimos en el norte de
Tanzania.
Fue allí
donde vimos cuatro de los “big five” quedándonos pendiente el rinoceronte, que
tampoco pudimos ver en los parques visitados en Botsuana. Como disponíamos de
tiempo libre en Victoria Falls decidimos apuntarnos a un safari por una reserva
privada llamada Stanley &
Livingstone en la que cuidan de estos animales.
Aunque la
reserva es enorme, no es lo mismo que encontrarlos en plena libertad, sobre
todo, porque los seis ejemplares adultos que aquí se hallan tienen los cuernos
recortados con el fin de protegerlos de los furtivos.
Para quien
no lo sepa, los rinocerontes, tanto los blancos como los negros, están en
peligro de extinción, ya que los matan por el elevado valor de sus cuernos, que
algunos creen tienen poderes afrodisiacos. Sólo en Sudáfrica mataron 1400 de
estos animales el año pasado.
Estuvimos
recorriendo la reserva, admirando animales que por ya vistos me impresionaron
menos, y dejaron los rinocerontes para el final. Llevan dispositivos de
seguimiento, así que nuestros guías sabían bien dónde encontrarlos.
El terreno
sigue siendo bastante llano, con la típica arena del Kalahari.
Por el
camino nos iban explicando cómo hacen lo imposible para proteger a estos
animales de unos furtivos cada vez más profesionales y mejor preparados. Es una
guerra a muerte en la que no se hacen prisioneros ya que cualquiera de los dos
bandos dispara sin preguntar.
En el
momento de nuestra visita tenían seis adultos y tres crías. Nosotros vimos a
esta madre con la suya desde bien cerca.
Perfectamente
conscientes de nuestra presencia, cruzaron por delante de nuestro vehículo,
ignorándonos por completo.
Muy a lo
lejos vimos a otra madre con su cría y a otro rinoceronte adulto.
Confiaba
en verlos de cerca, pero parece que nuestros guías tenían otra intención, y
antes de que nos diéramos cuenta enfilábamos hacia la salida. Fue una
decepción, aunque entiendo que tampoco hay que atosigarles con los turistas.
Espero
volver a encontrarlos en estado completamente salvaje, y no me olvido de que
aún tengo que ver los negros. Ya estoy deseando volver a marchar de safari.