Desembarcamos en
Puerto Natales y en un abrir y cerrar de ojos íbamos camino de Torres del
Paine, hacia el hotel Tierra Patagonia, donde llegamos a mediodía.
La
foto está hecha desde fuera, pero esta era la vista que teníamos desde la habitación.
Como no teníamos excursión hasta después de comer nos
acercamos a la orilla del Lago Sarmiento aprovechando que lo teníamos bien
cerca. Este lago tiene una profundidad superior a los 300 metros y se encuentra
dentro del Parque Nacional Torres del Paine, en el sur de Chile. Ocupa unos 82
kilómetros cuadrados.
Las nubes cubrían casi por completo el macizo que da
nombre al parque y el viento soplaba de tal forma que el lago parecía más bien
un océano. Las rocas que encontramos en la orilla están formadas por trombolitos,
unas bacterias que se van acumulando hasta formar estas estructuras de
carbonatos, hoy a la vista por el menor nivel del lago.
Los trombolitos,
que se remontan al principio de la vida en nuestro Planeta, hace unos 3.400
millones de años, son las bacterias que generaron la mayor parte del oxígeno
que respiramos y para mí fue una sorpresa encontrarlas aquí.
Estas vistas, más
alejadas, corresponden a otra excursión que hicimos por unas cornisas de
diorita.
Y este era nuestro
hotel, perfectamente mimetizado con el paisaje.
Fue construido en 2011 con madera de lenga, un árbol que
abunda por la zona, tiene cuarenta habitaciones y unas vistas espectaculares.
Probamos una
pequeña pero variada selección de cervezas locales
fruto de la cual
tuvimos extrañas visiones de animales al otro lado del cristal de nuestra
habitación.