Esta es una entrada
doble, ya que si aquí os cuento cómo fue la experiencia de encontrarme con
tiburones blancos en Sudáfrica, en el otro blog desgrano un puñado de opiniones
personales sobre estos magníficos animales. Sin que sirva de precedente, me
gustaría que la leyeseis antes de comentar, aquí y allí.
Hacía muchos años
que andaba detrás de esta aventura, algunos amigos la habían hecho y todo el mundo me hablaba
maravillas, pero por unas cosas o por otras, lo fui postergando hasta que este
invierno decidí que tenía que hacerlo sí o sí.
Busqué el mejor sitio, Gansbaai, y la mejor época, el invierno austral, así que me llevé una enorme decepción cuando no vi ninguno en mi primera salida. Ya os contaré qué ocurrió esa mañana en otra entrada, pero el segundo y el tercer día me cancelaron las excursiones por mal tiempo. A mitad de mi viaje no había visto un solo escualo y estaba de los nervios, pensando que había malgastado tiempo y dinero.
Pregunté en el hotel si había algún otro sitio donde
pudiera verlos, y así me vi el jueves – mi cuarto día de viaje – levantándome a las
cuatro y media de la mañana para llegar, después de tres horas de coche, a
Mossel Bay. No las tenía todas conmigo, ya que la niebla nos acompañó hasta el
amanecer y me temía otra cancelación.
Pero
en Mossel Bay hacía un tiempo espléndido. Enseguida confirmé que me tenían
apuntado para las dos salidas del día, aunque me costó un poco convencerles de
que no se trataba de una reserva duplicada. Zarpamos cargados con la jaula y el
cebo, unas cabezas de atún.
Antes
de llegar al islote donde están las focas alguien de la tripulación gritó:
¡predation! Efectivamente, un gran blanco perseguía una foca que consiguió
escapar.
Llegamos
al islote, fondeamos, y empezaron a preparar la olorosa sopa para atraer los
tiburones; aún estaban colocando la jaula junto a la borda del barco cuando
empezamos a ver los primeros escualos.
La
tripulación usaba el cebo para atraerlos junto a la jaula, y los animales lo
mismo pasaban a su lado sin hacerle demasiado caso como se abalanzaban con
fuerza, llegando a salir fuera del agua. Eran auténticos torpedos.
Más
que hambre, mostraban curiosidad, sacando continuamente la cabeza del agua para
observar a esos extraños animales de dos patas que habían ido a verlos desde un
barco.
Esto
no era óbice para que nos mostraran sus enormes bocas
llenas de dientes
afilados como cuchillas. Por mucho que digan que estas visitas turísticas no
interfieren en su comportamiento habitual, lo cierto es que los animales están
más excitados de lo normal debido a la presencia de sangre y de restos de
pescado en el agua. Ya incidiremos sobre esto en otra ocasión.
Dicen
que en Mossel Bay hay unos setenta tiburones habitualmente. Nosotros vimos seis
por la mañana y siete – algunos repetidos – por la tarde. Se trata en su
mayoría de ejemplares jóvenes, que miden entre algo menos de dos metros y
cuatro. Están, por lo tanto, aprendiendo a cazar mamíferos y creo que se toman
la llegada de los barcos cargados de cebos como un juego, un mero
entrenamiento. Conforme crecen van abandonando la bahía en busca de otros
lugares y presas.
Por
supuesto, me metí en la jaula las dos veces. Estas fotos son capturas de los
vídeos que hice y muestran lo cerca que estuvimos de ellos. Uno mordisqueó la
jaula apenas a un metro de mí, mientras que otro se paseó delante nuestra con
el cebo en la boca. ¡Impresionante!
Por la
tarde, después de comer algo, volvimos a salir. El tiempo había cambiado y las
nubes negras cubrían el cielo, pero el mar seguía en calma. La experiencia fue
mejor si cabe, ya que no todo el mundo quiso meterse en la jaula, teniendo así
más tiempo para disfrutarla.
Junto
a nuestro barco, había otro en el que algunos científicos se dedicaban a marcar
tiburones. Estaba haciéndoles fotos cuando unos gritos me hicieron dar la
vuelta. No tuve tiempo de enfocar bien, pero un gran tiburón salía en ese momento del agua a pocos metros. El día tocaba a su fin y teníamos que volver.
Creo
que la entrada es ya demasiado larga, de modo que lo dejamos aquí, pero estad
seguros de que volveré a publicar sobre estos animales que tanto me gustan. Por
motivos que explico en El corazón del escorpión, ha llegado el momento de
defenderlos, y la mejor manera de hacerlo es así: dándoles a conocer a un gran
público que solo los ve en las pantallas de los cines y que tiene una visión
incompleta y sesgada.
15 comentarios:
Es una buena experiencia de la que tenias ganas de realizar y al final la conseguiste aunque tuvieses que esperar al tercer dia.
Que pases un feliz fin de semana de aventuras.
No soy racista, pero no me gustan ni los blancos, ni los negros, ni los cobrizos...
- Jubi, que vas a estar encerrado en una jaula
Qué no, que no, no vaya a ser que hayan visto una película sobre sus congéneres y hayan aprendido a morder la jaula para dejarme sin protección.
Reconozco que tiene que ser una experiencia inolvidable, no apta para cardíacos.
Las fotos de los animales son preciosas, Y sí, como bien dices, la presencia humana los tendría confundidos, excitados en ese hábitat suyo de rutinas acuáticas.
Emozioni a non finire in questo contatto diretto con la natura
Immagini molto belle
Un saluto, silvia
Entrada complementaria a la otra.
Aprovecharé para añadir aquí lo que allí no dije, por eso de no repetirme en lo demás: tus fotos son muy buenas, impresiona verlos de tan cerca, y al mismo tiempo se agradece los testimonios objetivos contados en primera persona.
Así que gracias y enhorabuena de nuevo. El que la sigue la consigue, y aunque las inclemencias el tiempo parecían frustrar inicialmente el objetivo principal del viaje, finalmente pudiste verlos y disfrutar la experiencia.
Un beso.
Mari-Pi-R, me costó mucho más de lo previsto, y hubo momentos en los que pensé que no lo conseguiría, pero al final mereció la pena.
Un jubilado, a mí en cambio me encantan. Me parecen unos animales fascinantes que han evolucionado hasta llegar a ser unos grandes depredadores.
Una mirada, por lo que veo en algunos documentales, se comportan de otra forma cuando no hay sangre en el agua. Este tipo de turismo ayuda a que sean más conocidos, así que a pesar de la evidente influencia, me parece bien que se haga. La gente tiene que aprender más sobre ellos para que puedan ser respetados y protegidos.
Silvia de Angelis, fue muy emocionante el tenerlos tan cerca. La naturaleza nunca nos defrauda.
Nélida G.A., muchas gracias, fue una forma fantástica de conocerlos de primera mano, en un ambiente relajado, con un buen número de ejemplares. Es fácil contagiarse de la ilusión que motiva a los que salen a verlos todos los días. Es mucho lo que se aprende al tenerlos tan cerca.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Qué fotos impresionantes, hay que tener mucho valor para estar en la jaula y que no tiemble la mano para hacerlas. Yo no tuve tanta suerte, pues las ballenas no se acercaron al barco, aunque también fue emocionante verlas. Qué felicidad poder cumplir sueños verdad? Te felicito por las notas, estupendas. Gracias.
Aquí, muerta de miedo, comiéndome las uñas...
No me hagas esto, Tawaki.
Kissss y Kissss
Desde luego, estás en todos los charcos. No te pierdes ni una.
Entiendo que vivieras con auténtica sorpresa la actividad de estos escualos tan impresionantes. Hace falta cuajo para meterse en la dichosa jaulita a quien le toca, desde luego.
Saludos.
Una experiencia formidable pero no estoy segura que es una buena cosa para los tiburones... A lo menos, no son sometidos a la pesca y matados.
Abrazos de Francia :)
Ya tienes valor, ya... Mi mayor experiencia con los tiburones es cuando de niña me bañaba en el puerto de Motril y decían los pescadores: ¡Cuidao, niñas, que hay marrajos!...
UAU!!
Impresionante las fotos! He imagino la experiencia cargada de pura adrenalina.
Me alegra que lo hayas concretado. Misión cumplida :)
Besos
Rosa María, es fácil tener valor cuando se está en un barco, je,je. De todas formas, no son tan amenazantes como nos dan a entender en las películas. A mí me encantó la experiencia.
Frine Leana, no te comas las uñas, podrías sangrar y entonces sí que la lías parda. En serio, no son tan fieros como los pintan. Hay que verlos con otros ojos más objetivos, y sobre todo, empezar a protegerlos.
Javier G., no son tan malos. De hecho uno se siente muy seguro en la jaula y es una experiencia fantástica; muy recomendable. Creo que hay que hacer más por proteger a estos animales, y la mejor forma es dándolos a conocer.
Noushka, interactuar con ellos es invadir su espacio, eso es cierto, pero permite a mucha gente el conocerlos de cerca, y eso también es importante. Estamos muy mediatizados por las películas y la realidad no es como nos la pintan. Cualquier cosa que pueda ayudar a protegerlos es bienvenida.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Senior Citizen, y en Huelva cazones, pero ellos van a lo suyo y es muy raro que haya algún ataque. Más que de tener valor se trata de conocerlos y respetarlos. Como con tantas cosas, nos engañan y hacen que les tengamos miedo cuando en realidad no son tan peligrosos.
Almatina, qué bueno verte por aquí después de tanto tiempo. Espero que te vaya bien.
Nelida, me habría gustado hacer aún más fotos, pero ya sabes que yo nunca tengo suficiente. Fue un sueño cumplido, pero ahora quiero ver otro tipo de tiburones, je,je.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Publicar un comentario