miércoles, 29 de noviembre de 2017

Costa Rica XII – Arenal y puentes colgantes

Del volcán Arenal ya os he hablado en otras entradas, en las que recorrimos una senda entre ríos de lava solidificada e hicimos rafting en otro cauce, el Peñas Blancas. Hoy nos acercamos a una excursión que podemos hacer en los alrededores de La Fortuna, la de los puentes colgantes.
Entonces, nos situamos: venía de Tortuguero, camino de Monteverde, pero con escala de varios días en la zona del volcán Arenal.
Los puentes colgantes son una forma excelente de acercarse a la naturaleza costarricense. Abundan los animales y se camina junto a la copa de los árboles, entre una exuberante vegetación. La humedad está muy presente a lo largo de todo el camino.




De todos los animales con los que nos cruzamos, quizás fueran los monos los más esquivos. A veces los escuchábamos, pero lo de sacarles buenas fotos ya era harina de otro costal, porque estaban muy lejos y entre las ramas de los árboles. Algo parecido me sucedió con el perezoso de la segunda foto.



Nos cruzamos con filas de hormigas que portan hojas con las que cultivan unos hongos que luego se comen.


El terreno es inestable, y los árboles han desarrollado unas raíces en forma de estrella que les ayudan a sostenerse. La combinación de agua y altas temperaturas favorece el crecimiento de las plantas y nos da la sensación de estar atravesando una selva.




Los puentes son amplios y seguros siempre que se sigan las normas, claro está. Se balancean un poco, pero en general son aptos para todos (salvo aquellos con miedo a las alturas).




Me crucé con mi primera serpiente en libertad, pero estaba tan lejos y tan oculta entre las hojas que apenas pude entreverla a través del teleobjetivo. Algunos días más tarde me encontré con otra, tan cerca, que casi la piso.


Las vistas son impresionantes, tanto hacia abajo como hacia los lados. Parece mentira que pueda haber tanto verde junto.




Nos cruzamos con varios tipos de aves y con unas lagartijas muy coloridas.




De vuelta al suelo un par de coatíes buscaban alimento entre los turistas, y, ya en el aparcamiento, un guacamayo nos dijo hasta la vista.





Si bien uno espera ver los animales más cerca y poder sacarles mejores fotos, no debemos olvidar que estamos en plena naturaleza, y no en un zoológico. De esta manera, podremos disfrutar mejor del entorno, apreciando las maravillas, grandes y pequeñas, de este planeta llamado Tierra.