miércoles, 27 de mayo de 2009

Nueva Zelanda III: Waimangu Valley

Nos situamos hoy en la isla del norte, entre Rotorua y Taupo, en el valle volcánico de Waimangu. Como podéis ver, los nombres en Nueva Zelanda son bien sonoros y curiosos. Si la isla del sur está marcada por una cadena montañosa, esta otra es más plana y su principal atractivo es su abundante actividad volcánica.

Desde aquí tenemos una vista general del valle y de la exhuberante vegetación.


Este antiguo cráter se ha convertido en un pequeño lago.


La tierra se abre y nos muestra sus entrañas, un mundo extraño para los que vivimos en Europa.




La visita es muy fácil de realizar porque todo el camino es cuesta abajo y al final hay una parada de autobús para los que no quieran volver caminando. Lo ideal es llegar por la mañana temprano, pera porder hacer la excursión por el Lago Rotomahana. Yo venía de un pueblo aborigen donde había pasado la mañana y apenas tuve tiempo de bajar y tomar el último autobús.



Hay colores para todos los gustos.



Este es el resto de un cráter, denominado ahora la Boca del Infierno. Fijaos en el color turquesa del agua; se debe a la sílice que contiene. Tuve suerte, porque normalmente es de color gris.


El nivel del agua puede cambiar hasta en doce metros desalojando hasta 30.000.000 de litros cuando baja.

Su temperatura varía entre los 35 y 75 grados centígrados.


Seguimos bajando por el valle y descubriendo nuevos paisajes.


Estas terrazas no son tan espectaculares como las Terrazas Rosas, destruidas por una eurupción en 1886, pero no están mal.



De vez en cuando el camino se eleva sobre algunas formaciones, que siempre se pueden observar desde cerca en cualquier caso.


Este es el Lago Rotomahana, que significa lago cálido, y tan sólo tiene 120 años de existencia; se formó con la erupción de 1886. Y ese que llega es el barco que te lleva al otro lado. Como veis hay multitud de cisnes.