domingo, 25 de septiembre de 2011

El roble de Estalaya II

Retomamos la excursión donde lo habíamos dejado, delante de este roble de 800 años y 12 metros de alto. Llegar hasta aquí ha sido muy fácil ya que la senda está perfectamente señalizada y el ascenso es corto y suave.

Damos la vuelta alrededor de este magnífico árbol y lo vemos desde varios ángulos.




El sol ha ganado definitivamente la batalla y nos ha quedado un día precioso.



Nos preguntamos qué aspecto tendrá cuando esté cubierto de hojas y decidimos repetir esta excursión en otra estación. Iniciamos el descenso con la intención de completar la ruta circular.


Al salir del bosque nos encontramos con esta vista del embalse.


El blanco resplandece bajo un sol radiante. Seguimos estando solos.




Llegados a este punto el camino es completamente plano y nos regala vistas de los alrededores del embalse. No hace viento y el frío ya no se nota.



Llegamos al mismo puente que habíamos atravesado unas horas antes y al aparcamiento.

El Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre nos ha encantado. Son muchas las rutas disponibles y el paisaje es sencillamente espectacular. No dudéis en visitarlo si tenéis ocasión. También os recomiendo que os acerquéis por la Casa del Parque en Cervera de Pisuerga, donde os atenderán muy bien y donde podréis haceros una idea de todo lo que se puede hacer.

viernes, 9 de septiembre de 2011

El roble de Estalaya I

Nos vamos de excursión por tierras palentinas, en el interior de España, para demostrar una vez más que para pasarlo bien no hay que viajar lejos ni a lugares caros. Estamos en diciembre de 2010, por si alguien se extraña de ver nieve.

La senda del roblón está muy bien señalizada, es circular y tiene unos 4km de longitud. Se puede hacer en hora y media a paso tranquilo. Es bastante temprano y las únicas huellas son las de los animales que han pasado por aquí durante la noche.



El camino transcurre entre plantas de cristal y tiene una buena capa de nieve, pero estamos bajo cero y se puede caminar fácilmente.


Enseguida llegamos a un puente donde hay que tomar el ramal de la derecha. Caminamos en paralelo a un río de los que alimentan el embalse y vamos ascendiendo por una suave pendiente hasta llegar a un bosque de hayas y robles. Al fondo, a la derecha las nubes se apartan y podemos divisar algunos picos.







El paisaje nevado, los árboles desnudos y la nitidez del ambiente me parecen espectaculares. Una vez más hemos hecho caso omiso de las advertencias alarmistas de un Gobierno que sólo se preocupa de él mismo y que prefiere asustar en lugar de informar. Estamos solos; muchos se han quedado en casa por el aviso estúpido e interesado de que se acercaba un frente frío.


El camino sigue ascendiendo mientras el sol se abre camino entre las nubes. El bosque nos rodea y el silencio es absoluto.




Llegamos hasta el roble, que está protegido por una pasarela que nos permite observarlo sin perjudicar sus raíces. Según el cartel que hay al inicio de la senda se estima que tenga 800 años. Mide 12 metros de alto y su tronco tiene 10 metros de ancho.



El camino de regreso lo dejo para la próxima entrega, dentro de un par de semanas.