miércoles, 28 de noviembre de 2018

Vietnam IX – Tam Coc

La llaman la Bahía de Halong del interior, un reclamo publicitario más que otra cosa, por mucho que estos montículos calizos guarden algún parecido con los islotes de la costa, pero lo cierto es que el lugar bien merece una visita, incluso en un día nublado como el que nos tocó a nosotros.


Nuestro guía nos acercó hasta el embarcadero de Van Lam, dejándonos en manos de una de esas muchas mujeres que reman, curiosamente, con los pies en vez de usar los brazos. Con gran pericia, logran esquivar el caos de barcas atracadas unas junto a otras, mientras nosotros intentamos equilibrar el peso de nuestros cuerpos, para una mejor navegación sin perdernos ninguna foto.


Ellas van cómodamente sentadas en la popa del sampán y hablan el suficiente inglés como para entendernos. No hay problema, porque con un paisaje como éste, lo de menos es quién te lleva y qué idioma habla.





Por señas. nos pide que no le hagamos fotos. Mejor predisposición muestran los turistas con los que nos cruzamos continuamente. Van con la misma ilusión que nosotros, y los saludos se cruzan de barca a barca.




Navegamos por el río Ngo Dong, admirando los montículos de piedra caliza, unas formaciones rocosas kársticas que destacan en un paisaje de campos de arroz completamente llano. Como fuimos en temporada seca, los arrozales estaban lejos de su mejor momento; es el precio que hay que pagar cuando no se quiere la lluvia.




Por el camino se atraviesan algunas cuevas, túneles más bien, excavados por el agua gracias al paso del tiempo. De hecho, Tam Coc significa “tres cuevas”. Primero atravesamos la Hang Ca, y luego la Hang Giua y la Hang Cuoi. Tienen entre cuarenta y cinco y cien metros de largo, con una altura de unos dos metros, por lo que en algunos puntos hay que tener cuidado con la cabeza.




Se respira un completo aire de tranquilidad, y solo se oye el golpeteo de los remos en el agua.



En realidad es una suerte que el día esté nublado, porque cuando sale el sol los contrastes de luz son demasiado acusados para las fotos. La temperatura es también más agradable. Los reflejos son preciosos.






El ritmo pausado nos permite observar la vida local




Nos esperan más cuevas, creadas con paciencia por un agua que disuelve la roca caliza. Es un paisaje en constante cambio, solo que a una escala temporal que no somos capaces de apreciar.




Situado en la provincia de NinhBinh, TamCoc no está lejos de Hanoi (unos 90 km), y es una excursión perfecta para pasar un día completo. A la llegada, después de una propina, todo son risas, y, entonces, sí posan para foto.






Si viajáis por esta parte de Vietnam no olvidéis dedicar un día a este paseo. Como habéis visto, merece la pena.