domingo, 18 de octubre de 2009

Perú - Los Uros

Situado a 3.800 metros sobre el nivel del mar, el Lago Titicaca es considerado por muchos el lago navegable más alto del mundo. Mide 204 km de largo por 65 de ancho y su profundidad máxima llega a los 360 metros.


Zarpamos desde Puno en dirección a Amantani, donde hicimos noche, para visitar Taquile a la mañana siguiente, pero en esta entrada me limitaré a contaros sobre los Uros.



Este grupo étnico, diferente de Aymaras y Quechuas, se asienta sobre unas islas artificiales en la bahía de Puno, en el sur del Perú. Hay unas cincuenta islas, aunque su número varía en función de los matrimonios y las separaciones. Varias familias habitan cada una de las islas.



Como podéis ver, el color del agua es de un azul intenso, especialmente en esta época, en la temporada seca. Durante el día hace calor, pero debido a la gran altitud, las noches son bastante frías.

Se trata de una zona muy turística, así que seguro que os cruzáis con otros viajeros en busca del binomio paisaje y cultura. Los guías se encargan de acercarnos a ambos, y los Uros, reacios al principio, han descubierto que somos una buena fuente de ingresos.

Las barcas grandes, hechas de totora sirven para pasear a los turistas de turno. Ellos utilizan otras más pequeñas.





Las islas están hechas con la raíz de una planta llamada totora, que crece en el lago. La raíz flota, así que la cortan en grandes rectángulos de unos diez metros de lado que luego unen con estacas y cuerdas. Las islas están ancladas al fondo con estacas, para impedir que se las lleve la corriente.

Sobre esa cama de raíces van apilando sucesivas capas de totora cortada, con un espesor de aproximadamante un metro. Las cabañas también se hacen del mismo material, aunque ahora se han modernizado y en lugar de velas utilizan placas solares para iluminarse. Especialmente, después de que un incendio destruyera una de las islas hace ya algunos años.



Los Uros siempre han vivido de la pesca y de la agricultura. Ahora también trabajan en Puno y complementan sus ingresos con el turismo y algo de artesanía.




Supongo que ya no viven como antes, y que lo que vemos es una puesta en escena, pero la visita nos resultó muy agradable, y pudimos hacernos una idea de su estilo de vida. Si alguna vez vais por allí no perdáis la ocasión de acercaros.


domingo, 4 de octubre de 2009

El torcal de Antequera


Hice esta excursión hace ya algunos meses, antes de que llegara el verano y sus calores, como atestigua la foto de este árbol, desprovisto aún de hojas.


El azote constante del viento y el agua sobre la piedra la moldea con paciencia a su antojo.




Árboles que se encaraman a lo más alto, aprovechando cualquier hendidura.


Aquí se pueden apreciar mejor las dimensiones del lugar.


En este paraje tan original, las nubes están a la orden del día. Tan pronto cubren totalmente el cielo como desaparecen. Esta es una foto del sol, para que os hagáis una idea.


Jugando un poco con el HDR y con las luces se consiguen efectos algo extraños.


Una panorámica y un último vistazo.