miércoles, 20 de enero de 2010

Machu Picchu I - El descubrimiento

Ciudad perdida, oculta bajo un denso manto de vegetación, y encontrada hace casi cien años por un explorador norteamericano. Ciudad sagrada de los Incas, considerada durante muchos años su última capital, esta espléndida ciudadela es uno de los mayores atractivos de Perú, un destino turístico de primer grado y el desencadenante de muchos viajes al país andino, el nuestro entre ellos.


Se encuentra en la cordillera de Vilcabamba, a 2.400 metros sobre el nivel del mar y a 130km de Cuzco, la antigua capital del Tahuantinsuyu, el gran imperio inca que en sus momentos de mayor esplendor se extendía desde Chile hasta Colombia y desde Ecuador hasta la selva brasileña.


Manco Capac había puesto los cimientos de una civilización que sólo brilló cien años y que después de conquistar a los demás pueblos andinos, declina con la guerra fratricida entre Huascar y Atahualpa, momento en el que llegan los conquistadores españoles.

Cuando Pizarro y sus aliados indios asedian Cuzco, Manco Inca (no confundir con el anterior) se retira a Vilcabamba, donde establece la que sería última capital del imperio. El emplazamiento de esta ciudad sigue siendo desconocido. Los españoles destruirían gran parte de los monumentos, bien porque reutilizaron los materiales de construcción, bien porque necesitaban someter a la población.




Machu Picchu significa montaña vieja en quechua, y es el nombre de una de las montañas que flanquean la ciudad. El río Urubamba o río Celestial – denominado así por los Incas porque creían que era el fiel reflejo de la Vía Láctea – rodea el enclave varios metros más abajo.


Durante siglos nadie supo de su existencia, hasta que en 1911, por una serie de casualidades, Hiram Bingham da con ella. Hiram era un profesor de historia y un explorador. Nacido en Honolulu, seguía los caminos de Simón Bolívar, libertador de buena parte de Sudamérica. Esos caminos le llevaron a visitar buena parte de las ruinas incas, que terminaron por despertar su curiosidad.

No obstante, sería años más tarde, en otra expedición en la que trataban de determinar si el nevado Coropuna era la cumbre más alta de Sudamérica, cuando Machu Picchu sería redescubierta.



Hiram buscaba la última capital inca, siguiendo el curso del río Urubamba, cuando topan con Melchor Arteaga, un campesino que, tras vencer su inicial reticencia les dice que conoce unas ruinas muy grandes donde se han establecido un par de familias de campesinos.

Acompañado por el sargento Carrasco, un policía que le servía de intérprete y del mismo Arteaga, Hiram atraviesa un precario puente sobre el río e inicia la difícil ascensión hasta la cumbre.


Aún habrían de pasar varios años para que se construyese una vía de acceso más cómoda, y la ciudad hubo de ser asimismo excavada y limpiada de maleza. Entre tanto, la Universidad de Yale se llevó unas 5.000 piezas precolombinas, que el gobierno peruano intenta recuperar.

domingo, 3 de enero de 2010

Top of The Rock

Nos habíamos acercado al Museo de Historia Natural con la intención de echar un vistazo a los dinosaurios, pero estaba todo tan bien puesto y explicado, que al final echamos el día entero.

Ya avanzada la tarde, regresamos hacia el corazón de la Gran Manzana, atravesando Central Park bajo un cielo encapotado que presagiaba lluvia. En noviembre anochece pronto, y llegamos al Rockefeller Center justo a tiempo de pillar la hora azul.



No obstante, apenas duró unos minutos.



El Top of the Rock es una de las muchas atracciones de la ciudad. Situada en la calle 50, entre las avenidas quinta y sexta, el acceso es bien sencillo. Se toman un par de ascensores que nos llevan en un suspiro hasta la planta 86, donde está la primera plataforma de observación.

La vista es de 360 grados, y podemos resguardarnos tras los cristales o salir al exterior.


Dicen que las luces quedan encendidas porque así consumen menos, algo que me cuesta creer.

A saber cuántos ojos nos miran desde allí abajo.


Subiendo por unas escaleras mecánicas llegamos a una segunda plataforma que está menos protegida. El viento golpea con fuerza, y la vista es sobrecogedora. Las calles de la ciudad palpitan muchos metros más abajo, pero aquí arriba no se oye el tráfico. Aquí se puede ver una de las plataformas.


El Empire State está adornado con los colores de la bandera americana.

Central Park es ese rectángulo oscuro que aparece en el centro de la foto.


El río apenas se adivina allí donde no hay edificios.


El Rockefeller Center es uno de los edificios más representativos de la ciudad. En realidad es un enorme centro comercial formado por diecinueve edificios conectados entre sí. Comenzó a construirse en la década de los 20, así que dentro de poco cumplirá el siglo.

Os dejo con un par más de panorámicas.