Lo habíamos planificado con sumo cuidado: tomar un tren a las ocho y media de la tarde en Tundla, cerca de Agra, dormir durante el viaje y llegar a Varanasi a las cinco de la mañana para ver el amanecer desde el Ganges.
Pero salimos con trece horas de retraso, y en lugar de nueve de trayecto fueron catorce. Nuestro amanecer quedó envuelto en la niebla de una estación de pueblo en la que se amontonaban viajeros, pedigüeños y vendedores ambulantes. La espera fue exasperante. Los trenes pasaban cansinos a nuestro lado, abarrotados de gente. El siguiente ya es el vuestro, nos decían; así durante horas y horas.
Menos mal que en un ataque de previsión habíamos reservado un compartimento para nosotros solos y pudimos dormir un par de horas. El tren avanzaba perezoso entre la niebla, se detenía cada dos por tres y nadie nos daba explicaciones. Así es la India, justo como la esperaba.
Llegamos a medianoche, cansados y somnolientos. Varanassi no ofrecía su mejor aspecto; la basura se amontonaba por todas partes y tuvimos que sortear los viajeros que dormitaban tumbados en el andén.
Ya en el hotel pasada la medianoche, nos dijeron que vendrían a buscarnos a las cuatro y media. La vida del turista es dura, y sus noches muy cortas…
La ciudad despierta muy pronto y antes de que salga el sol las calles se llenan de peregrinos camino del Ganges. Barcas y turistas se buscan en los ghats, esas escalinatas por las que se accede al río sagrado.
La ribera rebosa de actividad. Abluciones rituales, gente que lava ropa y otros que beben el agua aun a sabiendas de que está contaminada porque la fe es más fuerte que la razón.
Hemos salido de la maraña de barcas y remontamos el río.
La ciudad se asoma al cauce, con sus palacios y sus casas de huéspedes, muchas de ellas regentadas por extranjeros que decidieron quedarse. Más ghats, algunos decorados con brillantes colores.
El gobierno ha instalado algunas plantas incineradoras para los más pobres, para los que no pueden permitirse comprar madera ni el carísimo sándalo. Seguimos entre la niebla, pero poco a poco la luz de la mañana se abre camino y nos invade.
El sol pugna por salir.
Vamos ahora río abajo, hacia los ghats de las cremaciones, donde nos piden que no hagamos fotos. Nosotros lo respetamos porque allí esperan pacientes los familiares a que se consuman las hogueras.
10 comentarios:
¡Precioso relato e imágenes! ¡Qué ganas de ir algún día!
El viaje durillo pero sin duda habra valido la pena
Las fotos como siempre espectaculares
Besos
Cómodo, lo que viene siendo cómodo no parece que fue tu viaje por la India. Pero más allá de las incomodidades siempre merece la pena conocer otra cultura y en cierto modo, otro mundo totalmente distinto al nuestro y más un país tan espectacular como India
Un abrazo
Susana, a ver si te animas, es tan diferente que seguro que ibas a descubrir muchas cosas interesantes.
Juanjo, en estos viajes siempre hay anécdotas para contar a los nietos. Hace tiempo que aprendí que no siempre salen las cosas como uno desea.
Antero, era de esperar que sucediera algo así. De hecho fue lo único que salió mal, y todo viaje que se precie tiene sus anécdotas. Mereció la pena con creces.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
La muerte y la vida sobre un mismo río.
El misterio y el caos conviviendo como si fuesen hermanos.
Maravilloso tu viaje, a pesar de lo abrumador que te pudiera haber parecido a veces.
Atravesaste el cielo y el infierno y saliste airoso, no cualquiera.
Todo un aprendizaje,no?
Besos
Eres un “echao p´adelante”, no hay fronteras ni trabas que impidan emprender tus objetivos.
Reconozco tu esfuerzo y paciencia en los viajes que realizas, alguno de ellos, como éste, bastante complicados. Valiente.
Gracias por este viaje oportuno en una tierra de contrastes tan extremos; a pesar de todo, la belleza de este país y la comprensión de su cultura es una asignatura para compartir y respetar.
Saludos.
Como siempre amigo, nos alegramos de que puedas hacer estos magníficos viajes, y que compartas tus fotografías y experiencias con nosotros.
¡Estás hecho un verdadero aventurero!
Abrazos.
Ana y Víctor.
Nélida, he aprendido que todo viaje tiene su momento de dificultad, de desazón, pero que al final lo que no te mata te hace más fuerte. No soy un viajero, sino un mero turista. Para lo primero me falta tiempo y me sobran años, pero procuro aprender. Un beso.
Javier 16, la India no te lo pone fácil, pero es tal el contraste, y tal el interés, que merece la pena sin la meor duda. Como le digoa Nélida, me considero más turista que viajero, pero procuro ver sitis nuevos, integrarme en la cultura y aprender. Un abrazo.
Caminarsingluten, y yo me alegro de veros por aquí. Vuestra compañía siempre es apreciada en lo que vale. Un abrazo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Desde luego la India no es un país que lo ponga fácil a ningún turista, mi hermana acaba de regresar, fueron a la India y a Nepal y dice que la diferencia entre los dos países es tremenda y decididamente se decanta por Nepal.
Leodegundia, no me extraña, deben ser dos países muy diferentes. Yo tenía la opción de incluir Nepal en el mismo viaje, pero preferí hacerlo por separado.
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