Dentro de poco hará un año que estuve por allí, pero aún recuerdo mi primera visita a las Islas Canarias con gusto. Es cierto que fueron sólo tres días, aunque intensos y bien aprovechados. Esta entrada complementa la excursión que publiqué en enero, El Hierro I.
Hace tiempo que dejé el asfalto y que conduzco por carreteras de grava. Aun así están en buen estado, no hay baches y sólo impresiona la altura de los precipicios. He bajado desde los 1500 metros y estoy cerca del faro de Orchilla. La lava se acumula a ambos lados del camino.
Hace tiempo que dejé el asfalto y que conduzco por carreteras de grava. Aun así están en buen estado, no hay baches y sólo impresiona la altura de los precipicios. He bajado desde los 1500 metros y estoy cerca del faro de Orchilla. La lava se acumula a ambos lados del camino.




Por aquí hay que ir andando, así que os llevaré otro día, de momento seguimos de frente hacia nuestro objetivo, que curva tras curva se va perfilando cada vez más cerca sobre el horizonte.



La lava se quiebra, formando grandes agujeros.

El faro está cerca del extremo más occidental de la isla.


Ahora nos dirigimos hacia Sabinosa y la Playa del Verodal. La carretera serpentea y te emboba como una cascabel.